jueves, 2 de febrero de 2012

Sexualmente hablando....

Los retrosexuales y los metrosexuales, aunque lo pueda parecer, no somos muy diferentes en el ámbito sexual… Basta con cerrar los ojos y entregarse a las sensaciones que le ofrece el sentido del tacto… o el sentido del gusto.




Ambas especies somos capaces de ofrecer las mismas garantías de placer y disfrute carnal. Cualquier otra teoría sobre el tema no pasa de ser una leyenda urbana. No se deje llevar por las apariencias y verá como lo que estoy afirmando es totalmente cierto.

Bueno, es posible que ante cualquier tipo de roce carnal, un retrosexual raspe más que un metrosexual. Los retrosexuales no usamos suavizante para lavarnos y la presencia de vello en diversas partes del cuerpo, puede provocar desde un ligero cosquilleo, hasta una cierta sensación de aspereza. Pero no importa, puede llegar a acostumbrarse a ello y hasta echarlo en falta cuando se encuentre con alguien más suave… en cualquier parte del cuerpo.

También es posible, sólo posible, que un retrosexual ofrezca una menor flexibilidad a la hora de afrontar alguna que otra postura de las que sean necesarias para llevar a cabo ciertas maniobras sexuales. Pero entre nosotros, ¿es necesario practicar el conto sionismo para gozar?... Yo creo que no, que es suficiente con estar tumbados el uno encima del otro para conseguir un emboque placentero, e incluso será indiferente quién esté encima del otro si el ángulo de aproximación es el correcto… Ahora bien, es posible, y sólo posible, que un retrosexual tenga más peso que un metrosexual y que se sienta un poco aplastada. No se preocupe, ese pequeño problema se puede subsanar fácilmente colocándose encima quien menos peso tenga de los dos…

En lo que respecta al ámbito de la duración, me refiero a la duración del acto en sí, también es posible, y sólo posible, que un encuentro sexual con un retrosexual tenga menos duración. Falso. ¿Quién quiere aguantar durante horas para hacer algo que se puede hacer en apenas media hora? Que lo hagamos más rápido no significa que no podamos aguantar más. Es una simple estrategia para poder dedicarnos a otras cosas, como por ejemplo, tumbarnos en el sofá a ver la tele. No todo va a ser follar y follar, en exceso puede resultar cansino…

Y cómo no, también es posible, sólo posible, que nuestro vestuario difiera un poco del que utilizan los metrosexuales. La preocupación por el tipo de nuestro vestuario íntimo, es algo que los retrosexuales relegamos a un decimonoveno plano, y en lo que respecta a su renovación, es algo que ni nos planteamos. Tampoco es un tema que tenga demasiada importancia, teniendo en cuenta que suele durar puesto un nanosegundo… Y además, como ya he dicho al principio, cierre los ojos y verá cómo no lo nota…

Como ve, salvo esas insignificantes diferencias, somos bastante parecidos, y en lo que verdaderamente importa somos exactamente iguales. Ambos jadeamos y, a la hora de la verdad, ambos somos capaces de fabricar Penicilina (ese líquido blanco que sale del pene y que dicen que es para curar enfermedades…).



Pd.: Iniciamos hoy una nueva sección en la barra lateral derecha: Retrosexual del mes.






 
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