sábado, 16 de mayo de 2015

Los fofisanos

Hoy es sábado y estamos en pleno primerano, así que toca hablar de otro término que se ha puesto de moda: los fofisanos, o gordiflacos, o lorzalameros.

Desde hace unos meses el término "fofisano" se está utilizando para referirse a esos hombres que no son gordos, pero tampoco tienen el escultural cuerpo de Aquiles o Hércules, son aquellos que tienen una pronunciada barriga.

"Es un equilibrio entre una barriga de cerveza y de trabajo, no es un hombre con sobrepeso, pero tampoco el de abdominales"

Hombres con buena salud pero que no renuncian a comer bien y al descanso del guerrero.

No me mires así: tú podrías ser uno de ellos.


jueves, 15 de enero de 2015

jueves, 2 de febrero de 2012

Sexualmente hablando....

Los retrosexuales y los metrosexuales, aunque lo pueda parecer, no somos muy diferentes en el ámbito sexual… Basta con cerrar los ojos y entregarse a las sensaciones que le ofrece el sentido del tacto… o el sentido del gusto.




Ambas especies somos capaces de ofrecer las mismas garantías de placer y disfrute carnal. Cualquier otra teoría sobre el tema no pasa de ser una leyenda urbana. No se deje llevar por las apariencias y verá como lo que estoy afirmando es totalmente cierto.

Bueno, es posible que ante cualquier tipo de roce carnal, un retrosexual raspe más que un metrosexual. Los retrosexuales no usamos suavizante para lavarnos y la presencia de vello en diversas partes del cuerpo, puede provocar desde un ligero cosquilleo, hasta una cierta sensación de aspereza. Pero no importa, puede llegar a acostumbrarse a ello y hasta echarlo en falta cuando se encuentre con alguien más suave… en cualquier parte del cuerpo.

También es posible, sólo posible, que un retrosexual ofrezca una menor flexibilidad a la hora de afrontar alguna que otra postura de las que sean necesarias para llevar a cabo ciertas maniobras sexuales. Pero entre nosotros, ¿es necesario practicar el conto sionismo para gozar?... Yo creo que no, que es suficiente con estar tumbados el uno encima del otro para conseguir un emboque placentero, e incluso será indiferente quién esté encima del otro si el ángulo de aproximación es el correcto… Ahora bien, es posible, y sólo posible, que un retrosexual tenga más peso que un metrosexual y que se sienta un poco aplastada. No se preocupe, ese pequeño problema se puede subsanar fácilmente colocándose encima quien menos peso tenga de los dos…

En lo que respecta al ámbito de la duración, me refiero a la duración del acto en sí, también es posible, y sólo posible, que un encuentro sexual con un retrosexual tenga menos duración. Falso. ¿Quién quiere aguantar durante horas para hacer algo que se puede hacer en apenas media hora? Que lo hagamos más rápido no significa que no podamos aguantar más. Es una simple estrategia para poder dedicarnos a otras cosas, como por ejemplo, tumbarnos en el sofá a ver la tele. No todo va a ser follar y follar, en exceso puede resultar cansino…

Y cómo no, también es posible, sólo posible, que nuestro vestuario difiera un poco del que utilizan los metrosexuales. La preocupación por el tipo de nuestro vestuario íntimo, es algo que los retrosexuales relegamos a un decimonoveno plano, y en lo que respecta a su renovación, es algo que ni nos planteamos. Tampoco es un tema que tenga demasiada importancia, teniendo en cuenta que suele durar puesto un nanosegundo… Y además, como ya he dicho al principio, cierre los ojos y verá cómo no lo nota…

Como ve, salvo esas insignificantes diferencias, somos bastante parecidos, y en lo que verdaderamente importa somos exactamente iguales. Ambos jadeamos y, a la hora de la verdad, ambos somos capaces de fabricar Penicilina (ese líquido blanco que sale del pene y que dicen que es para curar enfermedades…).



Pd.: Iniciamos hoy una nueva sección en la barra lateral derecha: Retrosexual del mes.






 

viernes, 27 de enero de 2012

El Príncipe que destiñe...

Después de una larga, muy larga investigación, aquí hemos regresado. En este tiempo me he encontrado con varios tipos de príncipes. Si, príncipes, pero con una pequeña diferencia respecto al final de los cuentos que nos contaban de niñas, porque con todos los príncipes que me he encontrado, he terminado manchada de azul. Si, manchada de azul, ya que dichos príncipes azules, resultó que desteñían.



Paso a describir los diferentes tipos de príncipes que me he encontrado:
-          EL OBSESIVO: ese aquel el cual le conoces por mediación de alguna amiga o conocida. Te le presentan sin más y eres su principal víctima. Te rondan como los lobos a su presa, dando vueltas alrededor y ahuyentando a los demás lobos. Simplemente con la mirada les dicen “esta presa es mía”, y marcan el territorio. Muy atentos, protegiendo su presa, la protegen tanto que llegan a creer que es de su propiedad.
Al día siguiente, nos damos cuenta de que destiñe entero, que  esta obsesionado recibimos 20 sms, 30 llamadas, y cuando te ven hablar con otro se les salen los ojos, incluso atacan pensándose que eres de su propiedad.

-          EL CAPRICHOSO: ese es aquel que te ronda y te ronda, incluso tiene síntomas de realmente tener cierto sentimiento hacia tu persona, tales como nervios, es caballeroso, detallista, atento,……; se vuelca totalmente, pero una vez que percibe que el sentimiento es reciproco totalmente, pierde totalmente su interés. Pero no creáis que al perder su interés deja su capricho, no, necesita encontrar primero otro capricho.

-          EL VICTIMA: es aquel que conoces y, sin más, empieza una inocente conversación. Pero sin saber cómo, acaba hablando de su anterior relación, poniéndose de mártir, de incomprendido por su anterior pareja. Incluso puede añadir otros temas, pero todos en plan victimista, todo le sale mal, bla bla bla. Incluso llegan a dar pena. Pero resulta que simplemente quieren conseguir que bajes la guardia, y una charla por aquí otra por allí, que si una acaricia, que si hay el pobre y cuando te quieres dar cuenta acabas entre sus redes, pero su intención no es otra que atacar sin más y acabar entre tus piernas.

-          EL MARINERO: es aquel que  le gusta hacerse el galán, atento más que cualquier pareja, está pendiente de ti y es detallista. Todo parece que va a llegar a buen puerto, pero no llega a dar el paso de comprometerse. No señores, no es que le de miedo el compromiso, sino que tiene una en cada puerto, o en estos casos en cada pueblo o en cada esquina. Su agenda resulta ser muy larga.

Continuara……..


Chicas cuidado no regresen a casa enteras de color azul.



jueves, 24 de noviembre de 2011

Incógnitas...

Es posible, sólo posible, que se esté preguntando qué ha pasado con los miembros de este grupo… Y también es posible que se haya preguntado qué ha pasado con los componentes de este grupo…



Su primera duda no la voy a resolver por una mera cuestión de decoro. Ya, ya sé que el decoro es algo que siempre ha brillado por su ausencia en nuestra casa, pero eso que lo aclare cada uno a su manera, si quiere…. El caso es que los componentes de este grupo, trabajan a destajo para volver a darles la información necesaria para subsistir retrosexualmente hablando.

Nuestras reporteras viajan de incógnito buscando un reportaje que nos traiga una luz que nos guíe, tan incógnicamente que ni siquiera yo sé cuál es su paradero. Mientras tanto, los analistas del grupo analizan datos a la velocidad del rayo. Bueno, en realidad no sé a qué velocidad. Dejémoslo en que a una velocidad.

Nuestra inspiración no es un problema, no ha disminuido en los últimos meses…, ha desparecido. Pero sólo es una mala racha. Sí, vale, es cierto que la mala racha empezó allá por 1.995, pero pronto terminará, no me sea agorero…

Es posible, sólo posible que haya habido entre nuestros miembros, quiero decir, entre nuestros componentes, algún conato de depilación, y ciertos impulsos de apuntarse a un gimnasio, pero fue cortado de raíz y todo se quedó en un susto. Sí, un susto de los que ponen los pelos del pecho de punta, pero sólo un susto al fin y al cabo.

Pronto llegará el invierno. A poca gente le gusta el invierno. ¿Saben por qué? Porque en invierno todos vamos tapados hasta las orejas y todos somos iguales. Los metrosexuales no pueden lucir su depilado sin pillar un resfriado de caballo, y eso les pone en igualdad de condiciones con nosotros. Ellos sin barba, pero parecidos… Y se sienten vulnerables ante nuestra mayor sagacidad e instinto de supervivencia…

Están perdidos…




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