Todo comenzó sin apenas darnos cuenta. Un día apareció un personaje por la tele en un programa de esos del corazón, parecía “afeminado”, “fino”, como casi todos, pero era peor, se convirtió de repente en una plaga, empezaron a proliferar como setas, como un virus invasor que cuando te quieres dar cuenta no te lo puedes quitar de encima, de repente los raros somos nosotros, nos miran como dinosaurios, una especie en extinción.
Era uno de esos días, que me levante sin muchas ganas de discutir, y muy a mi pesar, fui a una de esas tiendas de franquicia, que tan de moda están ahora, con mi novia, a comprarme ropa, de las que les gusta a ellas, nada de camisas negras, pantalones vaqueros o chupas de cuero. Vimos una trenca, nos acercamos al dependiente y pedimos la talla XL, si la XL de siempre, la talla de los bebedores de cerveza acompañada de tapa de cecina o chorizo, pero coño, me probé la cazadora y se me ciñó al cuerpo como una malla, ni siquiera me entraban los brazos, parecía una salchicha y no digamos de atármela, algo imposible, me sobraba barriga y media, mi preciada barriga cervecera que tantos años me costo conseguir.
Lo peor fue ver la sonrisa del dependiente, esa sonrisa de gilipollas que venia a decir: “hay que ir más al gimnasio”. Ese idiota que no se acuerda a que saben unas buenas alubias con morcilla, era uno de esos nenes a los que ahora se les llama “metrosexuales”. Si señores, se llaman metrosexuales, y no se refiere al tamaño de su miembro, ya que eso ahora no importa, lo importante de verdad es echarse cremitas para hombres por todo el cuerpo, depilarse integralmente, si, habéis oído bien, se quitan todos los pelos, hasta los del culo, será para ponerse después el tanga, y no de leopardo, no, seguro que rosa. Era uno de esos tipos que tienen pinta de niño malo, pero son afiliados a ONGs, de esos que entienden a las chicas, o eso quieren hacer creer, de los que una madre quiere para su hijita y sueña que se lo lleva todas las noches a su cama, uno de esos Cristianos Ronaldo o Beckham.
Creíamos que todo estaba perdido, cuando leo en una revista, algo al respecto, empieza a aparecer una nueva clase social, son los llamados “RETROSEXUALES”, hombres que quieren ser “HOMBRES”. Salir con los colegas sin dar explicaciones a nadie, beber cerveza y comer lo que quieran y cuanto quieran, ir al fútbol, las revistas de coches, las Harley Davidson, no les preocupa su aspecto y les da por culo lo que piensan los demás, trabajan como cabrones, pero cuando salen, disfrutan de la vida sin limitaciones. Son un grupo de hombres identificados con Hommer Simpson o All Bandi a los que nunca veras en un Zara, a no ser que estén en la sección de lencería femenina, y todavía se giran cuando pasa una tía buena para mirarla el culo, son “MACHOS” y están orgullosos de ello.
Cada vez somos más, y no tenemos nada de que avergonzarnos, de nuestras barrigas cerveceras, de nuestro aspecto de Torrente, estábamos aquí antes de que ellos aparecieran, y aquí seguiremos cuando desaparezcan, porque no hay que olvidar que al final, las tías los prefieren hombres, pero bien hombres, y si no, siempre nos queda tomar la ultima cerveza en un club de carretera, que allí siempre nos tratarán como auténticos machos.
3 comentarios:
Jomer...pero mira que pedir una talla XL...seamos serios!!!
Ahora sí!
Bueno, salvado el inconviente de no poder dejar un comentario el día sábado 20 de marzo del año de Nuestro Señor Jesucristo 2010, lo hago hoy.
Sólo para decir que difícilmente pueda tener algo con un señor al que deba prestarle mi pincita de depilar.
Pff... adónde quieren llegar? Sin dudas, apúnteme en el equipo de las que prefieren pancita cervecera antes que pecho depilado.
Saludos!
Si, llego tarde. Pero no me importa. Llegar puntual sólo le importa a los afeminados metrosexuales.
Salud caballeros. Me uno a la legión de panzas cerveceras.
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